Clima en De Cote: El sol, la temperatura y las lluvias en el viñedo.

 

Hemos hablado anteriormente del esfuerzo que implica hacer crecer la vid. Los trabajadores dedicados al campo se encuentran con días de calor, noches de frío y lluvias. Estas condiciones son soportadas por la pasión de saber que el resultado final será un delicioso vino.

Ahora si pensamos en cómo puede afectar el sol, las temperaturas y las lluvias a la misma planta de vid, o más profundo aún, a los vinos, entraríamos en un muy interesante y extenso ensayo, pero te explicaré fácilmente lo que sucede en esta hermosa enredadera que nos da el elixir del vino.

 

El sol

La vid es una planta luchadora y aguerrida, que soporta condiciones de estrés que para otros vegetales serían letales. Dentro de estas condiciones podemos encontrar bajas y/o altas temperaturas, horas de sol, noches de frío, lluvias o la falta de estas y la altura a la que esté la plantación, entre muchas más.

Los rayos del sol pueden ser amigos o enemigos para el crecimiento correcto de la vid, esto dependerá mucho algunos factores que en combinación nos ayuden a que la vid tenga la cantidad correcta de insolación.

Muy posiblemente en climas cálidos/templados, se obtengan vendimias ricas en azúcares y pobres en acidez, y a la inversa en el otro extremo.

En esos escenarios juegan un papel central las diferentes variedades de uva, ya que dependiendo de su ciclo de maduración pueden adaptarse mejor en cada caso a las distintas condiciones que el sol provea. Siempre las uvas tintas, necesitarán mayor tiempo de insolación que las blancas.

El frío

En viñedos que se encuentran en climas fríos, la maduración es más lenta y prolongada, por lo que las uvas llegan a buen término más tarde. Debemos tener en cuenta que cada 100 metros que ascendemos en un terreno, la temperatura media desciende aproximadamente 0.8 grados, además de aumentar la insolación, lo que resulta en un posible engrosamiento de los hollejos para defender a la uva.

Si las noches de un viñedo son frías permite que las vides descansen del trabajo fotosintético que tuvieron durante las horas de insolación, permitiendo que se acumulen los ácidos que transformaron en azúcares durante el día. La existencia de ácidos en las uvas para nuestro vino es fundamental, ya que con ellos lograremos un buen equilibrio con el alcohol en el vino final.

Entonces, si los días son cálidos y las noches frías en el viñedo encontraremos que estos son parte de la condición ideal para obtener uvas de calidad para elaborar vino porque, tendremos uvas con un buen nivel de azúcar y se conservarán los ácidos, el color y los aromas.

La lluvia

Sabemos que el agua es un elemento fundamental. Pero, la humedad, la lluvia o la mayor o menor presencia de agua en el suelo pueden resultar factores determinantes para el desarrollo de la vid, porque ejerce una influencia decisiva sobre la cantidad y la calidad de sus productos. En este sentido, comenzaremos diciendo que la planta tiene dos maneras de absorber el agua: a través de las raíces y a través de las hojas.

Así, aunque la vid es una planta que se acomoda a suelos áridos, necesitará agua en periodos más cálidos como son la primavera o el verano.

La lluvia es uno de los factores climáticos que incide de una manera muy importante en los cultivos, las viñas no necesitan abundante agua, pero si unas condiciones concretas durante su ciclo vegetativo.

La lluvia también puede causar daño al viñedo si esta ocurre a destiempo o es torrencial, partiendo de que la lluvia torrencial es dañina para cualquier tipo de cultivo.

Las lluvias de otoño e invierno son las que revitalizan el viñedo y evitan el déficit hídrico. Son necesarias en este periodo ya que la falta de agua afecta a las plantas en sus procesos de crecimiento expansivo, polinización, cuajado de frutos y fotosíntesis.

Las lluvias invernales permiten que al comienzo de la primavera la vid vaya desarrollando un crecimiento homogéneo.

Sin embargo, no son tan bienvenidas las lluvias primaverales. Abundantes precipitaciones con jornadas de altas temperaturas y humedad, con días soleados, sería ideal para el desarrollo de plagas o enfermedades.

Podemos resumir que no sólo es importante que exista una notable diferencia de temperatura entre el día y la noche, como sucede en el Valle de Bernal donde se encuentra nuestra Casa Vitivinícola Bodegas De Cote, sino que también las distintas estaciones del año deben estar bien marcadas y diferenciadas.

La calidad final del producto siempre dependerá de las condiciones en las que creció y se desarrolló la vid.

Cuando hay presencia de mucha lluvia y baja temperatura, el vino que se obtendrá será más fresco y ligero. Mientras que si tenemos presencia de altas temperaturas y poca agua el fruto será más pequeño y como consecuencia el vino será más consistente. Igualmente, no debemos olvidarnos de un detalle: casi nunca en viticultura uno más uno es dos: todo es relativo, susceptible y discutible, porque dos años seguidos nunca son iguales en clima.